El Domingo de Resurrección o de Pascua Florida (queda fijada en el calendario el primer domingo posterior al plenilunio que sigue al Equinoccio de primavera) también tiene asociada una serie de costumbres que tenían lugar en distintas localidades de nuestra comarca, como las que a continuación se describen y que han sido recogidas en el libro As crabetas de Enrique Satué.
En el "día grande" de Semana Santa se comían los pastiellos o roscos de Pascua: en algunas zonas estaban decorados y, en otras, tenían forma alargada. Contenían algún huevo duro, trozo de longaniza o tocino, etc.
Se hacían en el horno de casa con harina untada en aceite y agua para que se dorase.
Se hacían en el horno de casa con harina untada en aceite y agua para que se dorase.
Era habitual que se juntaran todos los niños del pueblo para "estripar el pastiello".
En este mismo día también se colocaban enramadas a las mozas solteras, que se colgaban en sus balcones con adornos como galletas, caramelos, naranjas, etc.
Este ritual había comenzado el Domingo de Ramos con los sanpedros o pedros, ramas bendecidas que se ponían en los campos y que, al ser encontradas en la siega, eran festejadas con un trago de vino y el rezo de un Padre Nuestro.
Este ritual había comenzado el Domingo de Ramos con los sanpedros o pedros, ramas bendecidas que se ponían en los campos y que, al ser encontradas en la siega, eran festejadas con un trago de vino y el rezo de un Padre Nuestro.
Tanto el Sábado de Gloria como el Domingo de Pascua Florida suponían la alegría, la celebración de la resurrección de Cristo y de la Naturaleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario