ETNOGRAFÍA DE LO PASTORIL
En
las sociedades tradicionales la Sanmiguelada, periodo de tiempo que va desde el inicio del
otoño hasta principios de noviembre, daba comienzo a un nuevo Ciclo
Anual en el que lo económico, lo festivo y lo natural estaban
estrechamente ensamblados al amparo de un Santo protector. La festividad
de San Miguel, el 29 de septiembre, marcaba el final y el principio de
un nuevo año económico: era el tiempo de renovar los contratos, de pagar al
herrero por el trabajo de todo el año, de contratar a los pastores y sirvientes para el invierno,
de sortear los
lotes de tierra y de labor en los montes comunales y, sobre todo, de los
preparativos para bajar los rebaños de ovejas a tierra llana, a pasar la invernada,
para regresar a puerto, entorno a Santa Cruz de mayo (3 de mayo)
Durante siglos, la actividad pastoril ha sido la
principal fuente económica de estas montañas y el calendario anual se organizaba
en función del movimiento del ganado Montaña – Llano – Montaña y del
aprovechamiento de los pastos, como base de la ganadería trashumante.
Los
pastores pasaban tanto tiempo en los puertos estivales como en tierra baja y,
desde muy pronto, su vida itinerante, solitaria y en contacto directo con la
naturaleza atrajo la curiosidad de folcloristas y estudiosos.
Pero ¿desde
cuándo tenemos testimonios escritos que muestren el interés por la vida de
pastor? ¿Estudios etnológicos qué aporten información sobre su modo de
vida, costumbres y creencias?
Pablo Vidal-González,
satisface nuestra curiosidad en su trabajo de investigación sobre el estado de la cuestión de la etnografía
pastoril, publicado en 2009
Vidal-González hace una exhaustiva recopilación de
la bibliografía existente sobre la actividad ganadera rastreando, en
cada publicación, los aspectos etnográficos que aporten información sobre la
vida y las costumbres de los pastores. Analiza cada uno de los trabajos que
abordan la actividad pastoril desde diferentes perspectivas: estudios de carácter económico, estudios
de carácter cultural y etnográfico, autobiografías de carácter histórico,
incluyendo también la reciente creación de museos etnológicos y ferias
temáticas de la trashumancia. Aunque la investigación se centra en España, dedica un apartado a las
publicaciones más destacadas en las diferentes regiones trashumantes del
ámbito Mediterráneo. Concluye su estudio marcando las líneas de
investigación que ahonden tanto en la vida pastoril como en sus manifestaciones
culturales para preservar el rico bagaje cultural de una actividad milenaria en
profundo retroceso.
En cuanto a la
pregunta inicial, apuntamos las ideas principales de Los
estudios y la investigación sobre etnografía pastoril: estado de la cuestión, si pincháis en el enlace podréis acceder a él.
El primer trabajo sobre la actividad ganadera que
hace alguna mención al modo de vida de los pastores es de 1828, fecha en la que
se edita Vida Pastoral de Manuel de los Ríos y de 1843 es “El
pastor trashumante” de Gil y Carrasco.
En estas
primeras publicaciones apenas se hace referencia al universo personal del
pastor y, cuando las hay, aluden a aspectos costumbristas o a la visión idílica
del oficio de pastor; como excepción hay que mencionar las distintas ediciones,
publicadas a partir de 1845, de un romance catalán
trasmitido por tradición oral, posiblemente desde el s. XVI, por la cantidad en detalles
sobre la vida pastoril y la conciencia ecológica que trasmite su estrecha relación con
la naturaleza.
Con la edición de La Mesta de Julius Klein
en 1910, obra clave para el estudio de la trashumancia en España, se realizan
numerosos estudios de esta actividad comercial focalizados principalmente en los aspectos económicos y en
las vías pecuarias como redes de comunicación.
No será hasta 1949 con la publicación de El Pirineo Español de Violant i
Simorra cuando los aspectos de carácter cultural y etnográfico de la
actividad pastoril adquieran relevancia. En las distintas zonas trashumantes - Cataluña,
Aragón, La Rioja, Extremadura, Cantabria,..- se realizaran estudios etnológicos
que continúan la tendencia iniciada por él.
Deudoras de esta corriente, son las autobiografías
de carácter histórico bien como memorias, diarios o historias de vida de
pastores. Cabalero, un pastor del Pirineo de Enrique Satúe publicado en 1996 es
un ejemplo de esta modalidad autobiográfica.
Junto con estas fuentes escritas, desde hace unos
años se crean museos etnológicos
y fiestas temáticas sobre la trashumancia en un intento de preservar una
tradición ganadera en crisis desde hace tiempo y a su vez dinamizar el
territorio. En Aragón tenemos la Feria de Fortanete (Teruel) en relación
con el Ligallo General de Pastores, pero quizá la mas conocida es la Feria de Guadalaviar, que se celebra a partir de la creación del Museo de la Trashumancia, en torno al cual surge también el Centro de Estudios de la
Trashumancia.
En cuanto a los
estudios realizados en otras regiones trashumantes del Mediterráneo, Vidal-González enumera los trabajos más destacados sobre la trashumancia Alpina
o de la Provenza en Francia, el Atlas en Marruecos, los Apeninos o la región
Calabresa en Italia, los Balcanes en la isla de Córcega, por citar unos pocos.
Finalmente, hace hincapié en la necesidad de recopilar cuanto antes los
testimonios de la última generación de pastores trashumantes que han
protagonizado está actividad. Conocer la figura del pastor, sus historias de
vida, su cosmovisión y relación con la naturaleza, el estatus e imagen en su
comunidad y en la de acogida, la religiosidad popular vinculada al mundo de la
trashumancia que marcan el calendario con las fiestas, las romerías, las
ferias, los bailes y dances,estudios comparativos entre regiones trashumantes ,...son algunos de
los muchos temas de estudio en los que se debería profundizar para conocer mejor y
preservar una tradición ancestral en progresivo retroceso.
“Los estudios y la investigación sobre etnografía pastoril: estado de la
cuestión” forma parte del proyecto emergente de I+D “Estudio
etnológico sobre la trashumancia en enclaves de tradición morisca. El caso de
la Sierra de Espadán” financiado por la Conselleria de Educación de la
Generalitat Valenciana en 2007-2008.
Dentro
de esta corriente, Severino Pallaruelo publica en 1988 Pastores del Pirineo donde recoge con minuciosidad la
cultura material, las costumbres, las tradiciones y las creencias de los
pastores de nuestras montañas.